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En su primer gobierno con la enfermedad,
del declive financiero,
causada por la deuda externa y la inflación económica.
No fue nada fácil para el mejor orador que tuvo la política,
gobernar un país en tal estado y circunstancia.
Para su segundo mandato el líder joven,
ahora tenía experiencia,
se propuso enmendar su primer mal liderazgo en el Perú.
Declarando a viva voz los versos
de Pedro calderón de la barca,
en aquellos discursos muchos peruanos sentían esperanza
en sus palabras que manifestaban sueños
y promesas incompletas.
Me pregunto ¿Quién le motivó para alcanzar sus metas?
Será su retórica formación en el APRA o
solo el sentimiento de alguien que quiere cambiar su país.
No soy político, pero debo decir
no es solo querer
si no demostrarlo.
Él era un político que dominaba sin miedo
el lenguaje y el micrófono
de la misma forma en que un escritor
mueve el lápiz sobre una hoja en blanco
o de la misma forma en que un capitán
guía su ejército a la guerra.
Si nos enfocamos en su forma de expresar a voz y a gestos
no habría competencia en este mar de palabras y escritos.
El ilustre orador que fue en esos tiempos
sus últimos inolvidables discursos se fueron enfriando
con frases hostiles carentes de valores
su dignidad se estaba apagando con denuncias y delitos.
Las generaciones van cambiando y
el líder no era el mismo joven de antes
con principios y buenos ideales,
quien realizó análisis y estudios sobre la economía mundial.
La dama patria recorre sus pasos dejados
en el camino del país y el gobierno peruano.
Escuche aquel discurso del 2006
donde los padres decían a sus hijos jóvenes
apaguen el televisor, ¡no lo escuchen!
¡No lo miren! Porque les convence.
Me pregunto convencía porque ese era su objetivo
o convencía porque sinceramente amaba a su patria,
pero como el pueblo estaba cansado de decepciones políticas,
las palabras dejaron de ser suficientes para volver creer.
Ahora tenía más peso los hechos y actos.
El pueblo peruano se había hecho inmune
a los discursos del orador,
perdió todo ápice de empatía y credibilidad con la gente.
Las palabras pueden convencer a un novato,
pero no podrán cubrir los vacíos, errores y malos actos.
Ahora esas palabras que cada vez convencían menos
sólo encuentran eco en una patria muda y sorda
que se cansó de escuchar discursos falsos,
pero voy a resaltar de entre estos versos
sus discursos, mensajes, frases, obras y libros
siempre permanecerán en la historia del Perú y
en quienes hoy y siempre lo recuerdan,
este es mi adiós a Alan García Pérez,
este es el adiós a un gran orador peruano.
Figure 1. El adiós a un orador verso II - sybcodex.com |
Autor: Sybcodex
Título del libro: «Versos sociales»
Título del Capítulo: El adiós a un orador verso II
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©Todos los derechos reservados al autor.
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