I.
Un Coloso Emerge del Desierto: El Hallazgo que Reescribió la Prehistoria
La historia del Perucetus colossus no comienza en
un laboratorio impoluto ni en una sala de conferencias académica, sino bajo el
sol implacable de uno de los lugares más áridos del planeta: el desierto de
Ica, en el sur de Perú. Hoy, un mar de dunas esculpidas por el viento se
extiende hasta donde alcanza la vista, pero hace 39 millones de años, durante
la época del Eoceno, este mismo paisaje era el lecho de un océano cálido y
vibrante, un hervidero de vida prehistórica. Es en este escenario de contrastes
dramáticos, donde el tiempo ha sepultado un mar bajo kilómetros de arena, que
se gestó uno de los descubrimientos paleontológicos más extraordinarios del
siglo XXI.
El protagonista de este relato es Mario Urbina, un
investigador de campo y paleontólogo peruano cuya tenacidad se ha convertido en
leyenda. Durante décadas, Urbina ha peinado incansablemente las formaciones
rocosas de Ica, desenterrando los secretos de la vida marina ancestral. En
2013, trece años antes de que el mundo conociera su nombre, Urbina se topó con
algo que desafiaba toda lógica. Aflorando de la ladera de un promontorio
rocoso, vio una serie de formas que parecían huesos, pero de un tamaño y una configuración
tan extraños que al principio sembraron la duda. No se parecían a nada que él o
la ciencia hubieran visto antes.
La reacción inicial de la comunidad científica fue de un
escepticismo rotundo. Las piezas eran tan masivas, tan densas y de una forma
tan peculiar que muchos de sus colegas se negaron a creer que fueran fósiles de
un vertebrado. Algunos sugirieron que se trataba de simples concreciones
rocosas, caprichos de la geología. Durante cuatro largos años, Urbina luchó por
convencer a sus pares internacionales de la veracidad de su hallazgo,
enfrentándose a la incredulidad e incluso a la burla. El paradigma científico
sostenía que el gigantismo extremo en los cetáceos era un fenómeno evolutivo
muy reciente, asociado a las ballenas barbadas de los últimos tres millones de
años. Un mamífero de tales dimensiones en el Eoceno era, sencillamente,
considerado una imposibilidad biológica. La perseverancia de Urbina, su
convicción inquebrantable de que estaba ante algo único, fue el motor que
impidió que el coloso permaneciera enterrado en el olvido.
Una vez superado el escepticismo inicial, comenzó el
verdadero desafío: la excavación. Este no fue un trabajo de meses, sino una
odisea que se extendió por una década y que supuso un coste personal y
económico inmenso para Urbina y su equipo. La propia naturaleza del animal
dictaba la dificultad de su rescate. Cada una de las vértebras desenterradas
pesaba más de 150 kg, algunas superando los 200 kg una vez mineralizadas, y
estaban incrustadas en una matriz de roca tan dura como el cemento. Se
necesitaban equipos de hasta seis personas solo para levantar una de estas
piezas unos pocos centímetros. El equipo tuvo que abrirse paso a través de ocho
metros de roca sólida, a menudo con herramientas manuales como picos y
cinceles, para llegar a los delicados fósiles que se encontraban debajo. Fue un
trabajo hercúleo, una batalla contra la piedra y el tiempo que requirió docenas
de expediciones para recuperar, hueso a hueso, el esqueleto parcial.
Finalmente, el tesoro desenterrado consistía en un esqueleto incompleto pero elocuente, catalogado como holotipo MUSM 3248. La colección incluía trece vértebras monumentales, cuatro costillas de más de 1.4 metros de longitud y un fragmento del hueso de la cadera (pelvis). Era solo un atisbo del animal completo, pero fue suficiente para sacudir los cimientos de la paleontología y presentar al mundo a una criatura que parecía sacada de la mitología: el Perucetus colossus.
II. Anatomía de un Gigante: El Secreto en los Huesos del Perucetus
Para comprender la verdadera naturaleza del Perucetus
colossus y el debate científico que desató, es necesario mirar más allá de
su tamaño y adentrarse en la estructura misma de sus huesos. Clasificado como
un miembro de la familia Basilosauridae, un grupo de cetáceos primitivos
(arqueocetos) que ya estaban completamente adaptados a la vida acuática durante
el Eoceno, Perucetus no era un simple basilosáurido grande; era una
maravilla de la adaptación evolutiva.
Su característica más distintiva y definitoria es un
fenómeno conocido como paquiosteosclerosis en un grado nunca antes visto en
ningún otro vertebrado. Este término técnico describe la combinación de dos
condiciones óseas que transformaron su esqueleto en un lastre de una densidad
extraordinaria:
1. Paquiostosis: Se refiere al engrosamiento de las capas externas del
hueso. En Perucetus, esto provocaba que los huesos parecieran
"hinchados" o inflados, dándoles un volumen descomunal. Fue esta
apariencia bulbosa una de las primeras rarezas que desconcertó a los
descubridores.
2. Osteosclerosis: Consiste en el relleno de las cavidades internas del
hueso, que en la mayoría de los mamíferos son porosas o huecas para aligerar el
esqueleto. En Perucetus, estas cavidades estaban casi completamente
rellenas de hueso sólido, compacto, lo que le confería una densidad y un peso
extremos.
Lejos de ser una enfermedad, esta paquiosteosclerosis
extrema era una adaptación funcional crucial para su modo de vida. En los
animales acuáticos, un esqueleto pesado actúa como un cinturón de buceo
natural. Contrarresta la flotabilidad inherente de la grasa corporal y del aire
contenido en los pulmones, permitiendo al animal controlar su posición en la
columna de agua con un mínimo esfuerzo energético. El análogo moderno más
cercano para esta estrategia es el manatí, que también posee huesos densos que
le ayudan a permanecer cerca del fondo marino para alimentarse de vegetación
acuática.
A partir de esta anatomía única, los científicos pudieron
inferir un perfil de comportamiento para Perucetus. No era un cazador
veloz de aguas abiertas como otros basilosáuridos o las ballenas modernas. Su
esqueleto masivo sugiere que era un animal de movimientos lentos, especializado
en la vida en aguas costeras poco profundas. El peso de sus huesos le habría
permitido permanecer sin esfuerzo cerca del lecho marino, probablemente para
buscar alimento, y le habría proporcionado una estabilidad formidable para
resistir el embate de las olas en un entorno costero de alta energía.
Esta única característica anatómica —la densidad de sus
huesos— se convierte así en el eje central de toda la historia de Perucetus.
Explica su nicho ecológico como un gigante de aguas someras. Dictó la narrativa
humana de su descubrimiento, convirtiendo la excavación en una tarea titánica
de una década debido al peso de los fósiles. Fue la base para la asombrosa
estimación de masa inicial que lo catapultó a la fama mundial. Y, finalmente,
se convirtió en el punto central de la controversia científica que reevaluaría
su verdadero lugar en la historia de la vida. La biología del animal y la
historia de su descubrimiento están, por tanto, inseparablemente entrelazadas.
III. Un Océano Perdido en el Tiempo: Viaje al Mundo del
Eoceno Peruano
Para apreciar plenamente la magnitud del Perucetus, debemos viajar 39 millones de años atrás en el tiempo, a un mundo muy diferente al nuestro. El desierto de Ica, donde se encontraron sus huesos, es una ventana a ese pasado remoto. Las rocas de la Formación Paracas, pertenecientes a la Cuenca de Pisco, no son solo sedimentos, sino las páginas de un libro de historia geológica. Esta cuenca es un Fossil-Lagerstätte de fama mundial, un término alemán que designa yacimientos con una preservación de fósiles excepcionalmente buena, que ofrecen una visión sin precedentes de ecosistemas antiguos.
Durante el Eoceno Medio, específicamente en la edad
Bartoniana, la costa de Perú era un mar epicontinental cálido y poco profundo.
Los análisis de los sedimentos de la Formación Paracas revelan un mosaico de
hábitats marinos, desde zonas intermareales rocosas y de alta energía, batidas
por fuertes olas, hasta entornos de plataforma continental más tranquilos y
profundos, pero siempre dentro de un contexto costero. Las condiciones
climáticas eran templadas-cálidas, muy lejos de las aguas frías de la corriente
de Humboldt que caracterizan la región en la actualidad.
Este océano antiguo bullía de vida. El registro fósil de
la Cuenca de Pisco nos permite reconstruir el elenco de criaturas que
compartieron las aguas con Perucetus. Era un ecosistema rico y diverso
que incluía:
Otros mamíferos marinos: Junto a Perucetus, nadaban otros cetáceos
primitivos, los ancestros de las focas y los leones marinos (pinnípedos) y
perezosos acuáticos, una de las adaptaciones más singulares de la fauna
sudamericana.
Reptiles marinos:
Grandes cocodrilos y tortugas marinas patrullaban estas aguas costeras.
Peces: La fauna íctica era
abundante, con una notable presencia de tiburones de diversas especies
(evidenciada por innumerables dientes fósiles), rayas y bancos de peces óseos
como anchovetas y sardinas.
Invertebrados:
El fondo marino estaba tapizado por una gran variedad de moluscos, como los
caracoles del género Turritella, además de crustáceos y equinodermos,
que formaban la base de la red trófica.
En medio de esta abundancia, surge la gran incógnita:
¿qué comía un gigante como Perucetus? La ausencia de su cráneo y dientes
deja esta pregunta sin una respuesta definitiva, obligando a los científicos a
formular hipótesis basadas en su anatomía y su hábitat inferido. Las teorías
principales son:
Un especialista bentónico: Su estilo de vida lento y su afinidad por el fondo
marino sugieren que podría haberse alimentado de organismos bentónicos, como
grandes crustáceos o moluscos que trituraba con mandíbulas especializadas.
Un carroñero pasivo: Otra posibilidad es que utilizara su enorme tamaño para
desplazarse lentamente por el lecho marino, consumiendo los cadáveres de otros
animales que se hundían, de forma similar a como lo hacen algunos tiburones hoy
en día.
Un herbívoro insospechado: Una hipótesis más audaz plantea que podría haberse
alimentado de praderas marinas. De ser cierto, esto lo convertiría en el único
cetáceo herbívoro conocido, una verdadera anomalía evolutiva.
Más allá de su dieta, la mera existencia de Perucetus
en este entorno del Eoceno obliga a reconsiderar las teorías sobre la evolución
del gigantismo en los mamíferos marinos. La narrativa aceptada sostenía que las
ballenas alcanzaron su tamaño máximo muy recientemente, en los últimos 3
millones de años, como una adaptación a las edades de hielo. Se pensaba que el
enfriamiento de los océanos y la aparición de sistemas de afloramiento de aguas
frías y ricas en nutrientes (como la corriente de Humboldt) crearon las
condiciones necesarias para sostener a gigantes filtradores como la ballena
azul en el océano abierto.
Perucetus rompe este modelo. Demuestra que el potencial para una masa corporal extrema en los cetáceos se alcanzó más de 30 millones de años antes de lo que se creía, y en un contexto ecológico completamente distinto: un mar cálido y costero. Esto sugiere que la evolución no siguió un único camino hacia el gigantismo. En lugar de ello, parece que hubo al menos dos "experimentos" evolutivos independientes para alcanzar tamaños colosales. Uno fue el modelo del Eoceno, representado por Perucetus: un gigante de huesos pesados, lento y de aguas someras. El otro fue el modelo del Pleistoceno, encarnado por la ballena azul: un gigante de huesos ligeros, rápido, filtrador y de océano abierto. Este descubrimiento no solo añade una nueva criatura al bestiario prehistórico, sino que revela una complejidad y una flexibilidad en los caminos de la macroevolución que antes se desconocían.
IV. El Veredicto de la Ciencia: La Batalla por el Trono
del Animal más Pesado
El anuncio del descubrimiento de Perucetus colossus
el 2 de agosto de 2023 no fue un mero comunicado científico; fue una
declaración que resonó en todo el mundo, desafiando a un ícono de la biología:
la ballena azul. La historia de cómo se llegó a esta afirmación y la posterior
reevaluación crítica es un fascinante caso de estudio sobre cómo funciona la
ciencia: un proceso dinámico de hipótesis, pruebas, debate y corrección.
El Argumento Inicial (Bianucci et al., Nature,
2023)
El equipo internacional de paleontólogos que describió a Perucetus
publicó sus hallazgos en Nature, una de las revistas científicas más
prestigiosas del mundo. Su afirmación central era audaz: esta ballena primitiva
rivalizaba, y potencialmente superaba, en masa a la ballena azul, considerada
hasta entonces el animal más pesado de todos los tiempos.
Para llegar a esta conclusión, emplearon una metodología meticulosa. Primero, escanearon tridimensionalmente la superficie de los huesos recuperados para medir con precisión su volumen. Luego, realizaron perforaciones en los fósiles para evaluar su estructura interna y confirmar su extraordinaria densidad. A partir de estas mediciones y comparaciones con esqueletos completos de parientes cercanos, estimaron que la masa total del esqueleto de Perucetus habría oscilado entre 5.3 y 7.6 toneladas. Esta cifra ya era asombrosa, siendo de dos a tres veces mayor que la masa esquelética de una ballena azul de 25 metros.
El paso crucial fue la extrapolación de la masa
esquelética a la masa corporal total. Utilizando las proporciones conocidas
entre el peso del esqueleto y el peso total en mamíferos marinos modernos, el
equipo calculó un rango de masa corporal para Perucetus que iba de 85
a 340 toneladas. La media de este rango se situaba en torno a las 180-199
toneladas. Incluso la estimación promedio superaba el peso típico de una
ballena azul adulta (130-150 toneladas), y el extremo superior del rango
eclipsaba a los ejemplares más grandes jamás registrados. El trono del animal
más pesado de la historia parecía tener un nuevo ocupante.
La Reevaluación Crítica (Motani & Pyenson, PeerJ,
2024)
La ciencia, por su naturaleza, somete las afirmaciones
extraordinarias a un escrutinio extraordinario. Pocos meses después, el 29 de
febrero de 2024, los paleontólogos Ryosuke Motani de la Universidad de
California, Davis, y Nicholas Pyenson del Instituto Smithsoniano, publicaron un
reanálisis en la revista PeerJ. Su conclusión fue tajante: la estimación
original era biológicamente inverosímil y la ballena azul conservaba su título.
Su argumentación se basó en varios puntos clave:
1. El problema de la
densidad: Motani señaló que
un animal de 17-20 metros con una masa en el rango superior de 340 toneladas
sería "imposiblemente denso". Su flotabilidad sería tan negativa que
le habría costado un esfuerzo energético enorme simplemente despegarse del fondo
marino o mantenerse en la superficie para respirar. Tendría que estar nadando
constantemente hacia arriba solo para no hundirse como una roca, un escenario
biomecánicamente insostenible.
2. La extrapolación
errónea: La crítica
principal se centró en la suposición del estudio original de que la masa
esquelética y la masa no esquelética (músculos, grasa, órganos) escalan de la
misma manera en todos los cetáceos. Motani y Pyenson argumentaron que esto no
es cierto, y que la paquiosteosclerosis altera fundamentalmente esta relación.
3. La analogía del
manatí revisitada: Utilizando de nuevo
a los manatíes como análogos clave, demostraron que, aunque estos animales
tienen esqueletos muy pesados, su masa corporal total es relativamente ligera
en proporción a su esqueleto. El método original, al aplicar ratios de ballenas
con huesos ligeros, sobrestimó drásticamente cuánta "carne"
correspondería a un esqueleto tan pesado.
Aplicando un modelo revisado que tenía en cuenta estas
objeciones, Motani y Pyenson llegaron a una estimación de masa corporal muy
diferente. Para un Perucetus de 17 metros de longitud, calcularon un
peso de 60 a 70 toneladas. Un individuo excepcionalmente grande de 20
metros podría haber alcanzado las 110 toneladas. Si bien estas cifras todavía
lo convierten en un animal inmenso, lo sitúan firmemente por debajo del récord
de la ballena azul (cuyo máximo se estima en unas 270 toneladas) y en una
categoría de peso más comparable a la de un cachalote moderno.
Lejos de ser una simple "corrección", este
debate público y revisado por pares es un ejemplo perfecto del método
científico en acción. Una hipótesis audaz, basada en datos novedosos, fue
presentada. La comunidad científica la examinó, identificó posibles fallos en
las suposiciones y propuso una alternativa fundamentada. El resultado es un
conocimiento más robusto y matizado. Perucetus no fue destronado, sino
recontextualizado, y en el proceso, la ciencia demostró su capacidad para
autocorregirse y avanzar.
Tabla 1: Titanes en la Balanza: Perucetus colossus
vs. Ballena Azul
Característica |
Perucetus colossus (Estimación Original - Bianucci et al., 2023) |
Perucetus colossus (Estimación Revisada - Motani & Pyenson, 2024) |
Ballena Azul (Balaenoptera musculus) |
Longitud Estimada |
17 - 20 metros |
17 - 20 metros |
Hasta 30 metros |
Masa Corporal Estimada |
85 - 340 toneladas (media ~180 t) |
60 - 110 toneladas |
130 - 180 toneladas (máx. ~270 t) |
Masa Esquelética Estimada |
5.3 - 7.6 toneladas |
No recalculada, pero se critica su relación con la masa
corporal |
~2.5 - 3 toneladas |
Época Geológica |
Eoceno Medio (~39 Ma) |
Eoceno Medio (~39 Ma) |
Pleistoceno - Actualidad |
Anatomía Clave |
Paquiosteosclerosis extrema (huesos muy densos) |
Paquiosteosclerosis extrema (huesos muy densos) |
Esqueleto ligero y poroso |
Hábitat Inferido |
Costero, aguas poco profundas |
Costero, aguas poco profundas |
Océano abierto, aguas profundas y frías |
V. El Legado del Coloso: Un Tesoro Nacional y una Ventana
al Futuro de la Paleontología
Aunque la corona del animal más pesado de la historia
permanezca sobre la cabeza de la ballena azul, el legado del Perucetus
colossus trasciende cualquier récord. Su descubrimiento ha dejado una marca
indeleble tanto en la ciencia como en la identidad cultural de la nación que lo
vio nacer.
El propio nombre, Perucetus colossus o "el
coloso cetáceo del Perú", fue una elección deliberada y cargada de
significado. El equipo de investigación quiso rendir homenaje a Perú, un país
cuyo registro fósil de vida marina se confirma, una vez más, como uno de los
más ricos y significativos del mundo. El fósil se ha convertido en un motivo de
orgullo nacional, un "embajador" científico que pone de relieve el
extraordinario patrimonio paleontológico peruano ante la comunidad
internacional.
Para garantizar que este tesoro sea accesible a todos,
los restos del holotipo MUSM 3248 se encuentran ahora bajo la custodia y en
exhibición pública en el prestigioso Museo de Historia Natural de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) en Lima. Allí, las vértebras
gigantes y las costillas curvas sirven como un testimonio tangible de un pasado
remoto, inspirando a nuevas generaciones de estudiantes, científicos y
curiosos.
Sin embargo, la historia de Perucetus está lejos
de haber terminado. El esqueleto parcial, aunque revelador, deja preguntas
cruciales sin respuesta. La pieza más codiciada y que falta en este
rompecabezas prehistórico es el cráneo. Sin el cráneo y los dientes, aspectos
fundamentales de su biología, como su dieta exacta y su estrategia de
alimentación, permanecen en el terreno de la especulación. Encontrar la cabeza
del coloso se ha convertido en el principal objetivo de Mario Urbina y su
equipo. Es una búsqueda incierta que implica excavar metros adicionales de roca
sólida, una apuesta costosa sin garantía de éxito, pero cuyo premio sería una
comprensión sin precedentes de este animal único.
La propia incompletitud del fósil, por tanto, no
representa un fracaso, sino un poderoso catalizador para la ciencia futura.
Transforma al Perucetus de un caso cerrado a un misterio activo, una
invitación a seguir explorando. El legado del coloso no reside solo en las
respuestas que ha proporcionado, sino en las fascinantes preguntas que ha
planteado. Cada hueso desenterrado del desierto de Ica es un recordatorio de
que, bajo nuestros pies, aún aguardan mundos perdidos y descubrimientos que
tienen el poder de cambiar nuestra percepción de la historia de la vida en la
Tierra.
VI. Conclusión: El Trono Permanece, la Ciencia Avanza
El veredicto, por ahora, es claro: según el análisis
científico más reciente y riguroso, la ballena azul (Balaenoptera musculus)
conserva su título como el animal más pesado que jamás haya existido en nuestro
planeta. El titán peruano, Perucetus colossus, aunque un verdadero
gigante de su tiempo, probablemente no alcanzó las masas estratosféricas que se
le atribuyeron inicialmente.
Sin embargo, reducir la importancia de este
descubrimiento a una simple competición por un récord sería un error. El valor
del Perucetus no reside en si "ganó" o "perdió" el
título, sino en la profunda reconfiguración que ha provocado en nuestro
entendimiento de la evolución. Su existencia demuestra que la naturaleza
experimentó con el gigantismo extremo en los cetáceos mucho antes de lo que se
pensaba, en un entorno ecológico completamente diferente y a través de una vía
anatómica —la de los huesos masivos— radicalmente distinta a la de las ballenas
modernas.
Además, la saga del Perucetus, desde su increíble
descubrimiento hasta el vibrante debate científico que generó, sirve como una
lección magistral sobre el funcionamiento de la ciencia. Es una historia de
perseverancia, de hipótesis audaces, de escrutinio crítico y de una búsqueda colectiva
de la verdad que, en última instancia, conduce a un conocimiento más sólido.
El coloso del desierto de Ica, aunque ya no sea el
aspirante al trono, sigue siendo una de las criaturas más extrañas y
maravillosas que la paleontología ha revelado. Es un testimonio de la increíble
diversidad de la vida en el pasado y un recordatorio de que los desiertos de
Perú aún guardan innumerables secretos, esperando a que el próximo Mario Urbina
los saque a la luz. La ciencia avanza, y el legado del Perucetus es
haberla impulsado un gigantesco paso hacia adelante.
VII. Preguntas Frecuentes (FAQ) sobre Perucetus
colossus
¿Fue el Perucetus colossus el animal más pesado de
la historia?
No. Aunque la estimación inicial sugería que podría haber
superado a la ballena azul, un reanálisis científico más reciente concluyó que
la ballena azul sigue siendo el animal más pesado conocido. La evidencia actual
indica que Perucetus era significativamente más ligero.
¿Cuánto pesaba realmente el Perucetus colossus?
La estimación original de 2023 proponía un rango muy
amplio de 85 a 340 toneladas. Sin embargo, una reevaluación más conservadora de
2024 sitúa su peso más probable en el rango de 60 a 110 toneladas, similar al
de un cachalote moderno.
¿Dónde se pueden ver los fósiles del Perucetus?
Los fósiles originales (el holotipo) están en exhibición
pública en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos (UNMSM), ubicado en Lima, Perú.
¿Qué comía el Perucetus colossus?
No se sabe con certeza, ya que no se ha encontrado su
cráneo ni sus dientes. Basándose en su esqueleto pesado y su probable estilo de
vida lento y costero, los científicos especulan que podría haberse alimentado
de animales del fondo marino (bentónicos) como crustáceos, o que podría haber
sido un carroñero.
¿Cuándo y dónde vivió el Perucetus colossus?
Vivió hace aproximadamente 39 millones de años, durante
el período Eoceno Medio. Habitó en las aguas costeras y poco profundas de lo
que hoy es el desierto de Ica, en la costa sur de Perú.
¿Era el Perucetus más grande que un Megalodón?
En términos de peso, Perucetus (60-110 toneladas)
era probablemente más pesado que las estimaciones más comunes para el Otodus
megalodon, que raramente superan las 100 toneladas. En cuanto a la
longitud, eran comparables, con estimaciones para ambos que rondan los 15-20
metros.
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Referencias
Banana - Image (gemini, 2025). La ilustración de este artículo. [Figure 1]. Generada en https://gemini.google.com/
Bianucci, G., Lambert, O., Urbina, M., Merella, M., Collareta, A., Bennion, R., Salas-Gismondi, R., Benites-Palomino, A., Post, K., de Muizon, C., Bosio, G., Di Celma, C., Malinverno, E., Pierantoni, P. P., Villa, I. M., & Amson, E. (2023). A heavyweight early whale pushes the boundaries of vertebrate morphology. Nature, 620(7975), 824–829. https://doi.org/10.1038/s41586-023-06381-1
Federación de Periodistas del Perú. (2023, 5 de agosto). Se descubre en el Perú el fósil de “Perucetus Colossus", probablemente el animal más colosal jamás existido en el planeta. https://fpp.org.pe/se-descubre-en-el-peru-el-fosil-de-perucetus-colossus-probablemente-el-animal-mas-colosal-jamas-existido-en-el-planeta/
Motani, R., & Pyenson, N. D. (2024). Downsizing a heavyweight: factors and methods that revise weight estimates of the giant fossil whale Perucetus colossus. PeerJ, 12, e16978. https://doi.org/10.7717/peerj.16978
Museo de Historia Natural UNMSM. (2023). Descubren restos del animal más pesado que habitó la Tierra. https://museohn.unmsm.edu.pe/img_museo/noticias/2023/Nota%20de%20Prensa_Perucetus_Embargo%20hasta%20el%2002%20agosto.pdf
N+. (2023, 3 de agosto). Perucetus colossus desbanca a ballena azul como el animal más pesado en la tierra. https://www.nmas.com.mx/internacional/perucetus-colossus-desbanca-a-ballena-azul-como-el-animal-mas-pesado-en-la-tierra/
Redactor: Sybcodex (Joel
Sotelo Bustamante)
Categoría: Paleontología - Libotube
Título del artículo: Perucetus Colossus, la Verdadera
historia del Titán Peruano
Número de edición: 1.0
Escrito en el año: 2025
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los derechos reservados al autor.
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