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A mi
madre
(por
referirme esta historia
que
sucedió en su trabajo con
personas
en condición de discapacidad)
¡Mamá,
mamá! Un día llamó desesperado
con
el brazo rígido y tendido,
la
mirada turbia, el gesto asustado,
era
un quejido aquello, una puñalada, un grito
que
fue escuchado a tiempo y bien atendido.
Mas
cuando el cuarto habitado por otra
presencia
fue, el silencio vencido
volvió
a renacer: en su paralitico cuerpo rendido.
Silencio
por siempre… silencio del alma
y
quietud absoluta que encubre dolores
y
miedos y llanto… pasiones humanas.
La
madre: un cerezo dulce y fresco
encadenado
por siempre a la flor sublime
que
la ata: la madre a su hijo postrado postrada...
***
¿Por
qué? se pregunta, más anhelosa que amargada,
con
piel arrugada y los ojos serenos,
igual
de amorosa, pero de amar desgastada…
del
trabajo a casa y al trabajo... y su hijo en silencio,
con
brazo tendido y los ojos huecos,
con
barba en el rostro y cuello, sin nada
de
mundo andado, sus cuatro paredes su reino
y su
espacio, cárcel amansada por las páginas
de
viejos libros que tenía el placer de leer.
Mustio
manso entre las sombras del tiempo
y el
encierro, postrado, pues, ¿qué más podía hacer?
la
madre, paloma blanca acongojada, inocentemente
herida
por su destino, se ha entregado contenta, sin
[embargo,
dejando su vida por él,
como
muchacha joven infatuada.
***
Pasó
y pasó el tiempo como una nube
de
polvo arrastrada, y la vida se pasa,
otoños
florecen, abriles escampan,
la
vida se pasa en vanos engaños lúgubres.
Se
fue y se fue la vida, y el alma al cielo
sube,
la memoria de la memoria se olvida,
somos
lo que seremos y seremos nada,
da
igual que dudes del cielo y de dioses, quizá
en
el otro lado no haya entrada.
Ni
llanto ni pena ni alegría. Quizá
no
hay otro lado, quizá ni éste haya.
En
fin, y al fin su madre, durmiendo plácida
en
su mueble, feneció., y con su hijo en frente.
¡Eterno
testigo de la biológica corrosión!
Figure 1. Eterno testigo - sybcodex.com |
Referencias
Pixabay (Anastasia Gepp, 2022). Ilustración de esta poesía. [Figure 1]. Recuperado de https://pixabay.com/
Autor: © Juan Belén Restrepo
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Título del poema: Eterno
testigo - Las espinas y las rosas
©Todos los derechos reservados al autor.
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