He visto que tienes una linda rosa.
Enamorado estoy de su belleza primorosa.
Me cautiva la suavidad de sus pétalos de piel.
Me encanta su esencia de miel.
SĂ© que la cuidas y halagas con besos de musa.
Ella se siente tan deslumbrante y deseosa
de tus gestos de confianza, amabilidad y respeto.
Yo era testigo de un idilio amoroso en secreto,
pero triste se tornarán estos versos,
porque llegaron tiempos perversos.
Él dejó de amarla, se alejó el sabor de su primer beso,
y de a poco sus peores sentimientos lo tomaron preso,
su flor se marchitaba en deceso.
Lo que era un paraĂso romántico,
se estremece en las tormentas del mar atlántico.
No puedo ver esta melancĂłlica historia de amor,
como si fuera una ilusiĂłn, tengo que hacer algo
porque ella no merece perder su fragancia de flor.
Hablaré con ese mal jardinero, como el galgo
que resguarda su territorio y su hueso.
Si no entiende, romperé las reglas del proceso.
Como viajero en tierras ajenas,
llegue a su jardĂn desolado y árido,
ahĂ estaba la vida de su huerto, prisionera sin cadenas.
LevantĂ© mi mano en señal de saludo y susurre a su oĂdo,
«me gusta verte sonreĂr, mereces ser feliz».
SaliĂł su enamorado con expresiĂłn irĂłnica,
con un gesto de hermano, le estreche la mano armĂłnica.
¡QuĂ© tal, joven! Le tengo que decir algo;
valora cada dĂa y noche a tu mujer,
recuerda que JesĂşs tiene una madre llamada MarĂa.
TĂş tambiĂ©n tienes una mamá llena de alegrĂa,
si no ella estará muy decepciona por permitirte nacer
¡La felicidad de tu madre!; ¡está en tu compañera!
Toca sus cálidas manos, ¡es tu misiĂłn hacerla relucir!
SorprĂ©ndela todos los dĂas, como a una cumpleañera.
RespĂ©tala y olvĂdate de ese comportamiento irracional,
recuerda que la amas y con ella llegarás hasta el final
¡Reflexiona! Peor que el karma es la justicia divina,
puedes tener una hermana o una hija,
y no te gustara que quien la besa y la apasiona,
también la golpea y la decepciona.
Evita volverte un reo despreciable detrás de una reja.
Joven antes que acabe de hablar,
imagina lo cruel que debe ser, hacer daño
a la supuesta persona que dices amar.
Dime lo que sientes por ella es amor
o solo es una obsesiĂłn consumida en cenizas.
No se valla a ofender, ahora abrázala en tu calor.
Como el aire calmado de esa tarde, sin prisas
me fui del lugar y le dije «Cuida la rosa de tu jardĂn».
Autor: Sybcodex
TĂtulo del libro: «Pasiones en versos»
TĂtulo del CapĂtulo: Cuida la rosa de tu jardĂn
©Todos los derechos reservados al autor.
TĂtulo del libro: «Pasiones en versos»
TĂtulo del CapĂtulo: Cuida la rosa de tu jardĂn
©Todos los derechos reservados al autor.
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