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Era un otoño,
donde las hojas caían
en cámara lenta sobre el suelo;
buscando en la naturaleza consuelo.
Yo como un árbol de roble con cejas,
la abrazaba sumergido en sus mares
de besos fresas y flores;
sintiendo el calor de su respiración.
Besando sus suaves lirios de piel,
la abrazaba como el sol
alumbra esta estación.
Para que las mariposas y las abejas,
se deleiten de la deliciosa miel.
Ella y yo
solo éramos un solo corazón,
en sus luceros de universo;
yo perdía la razón.
Solo me deje llevar
por el ritmo de su pasión
que desprendían sus labios al besar;
endulzando una inolvidable
y sublime emoción.
Ahora recuerdo que,
como las olas del mar
acarician y se entregan sin medida
a las caribeñas playas de Larcomar.
Con ese mismo ímpetu
yo me entrego a ella sin salida;
entre mis muelles
que la hacen descansar.
Sus cabellos de lluvia
surcan ríos en mi pecho;
que siente sus alegres
latidos sin despecho.
El horizonte reflejaba
el último brillo de sol,
y mis ojos cafés reflejaban
su infinita belleza.
Mientras la noche bañaba
la ciudad de concreto,
yo bañaba sus labios
con amor en secreto.
La noche paseaba
con las estrellas.
Mientras yo la abrigaba
y la abrazaba con mis alas…
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| Figure 1. La abrazaba con mis alas - sybcodex.com |
Referencias
Pixabay (2020). Ilustración de esta poesía. [Figure
1]. Recuperado de https://pixabay.com/
Autor: sybcodex
Título del libro: «Amores e ilusiones»
Título del capítulo: La abrazaba con mis alas
©Todos los derechos reservados al autor.
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